viernes, 9 de enero de 2015


Vacas,cerdos,guerras y brujas - Marvin Harris

"La madre vaca"
La mayoría de los observadores ha de preguntarse la razón por la cual los hindúes, a pesar de estarse muriendo de hambre, no son capaces de matar una vaca para sobrevivir.

El paisaje de la India puede ser completamente extraño para los occidentales, pues está lleno de vacas por todos lados: en las calles comiendo desperdicios, en las casas, en los mercados etc. Muchos aseguran que este amor desmedido a las vacas es la principal causa del hambre y la pobreza en la India.

El gobierno de dicho país, en respuesta a la alta devoción por las vacas, incluso ha instituido leyes para su protección, ha mandado la construcción de albergues; no se permiten herir a una vaca que esté en la vía pública e incluso, el famoso Gandhi prohibía y condenaba el sacrificio de las vacas. A pesar de ello, Harris dice que este amor a las vacas tiene una explicación práctica.

Las vacas son la base económica del pueblo hindú. Estos animales, a pesar de que la mayoría de las veces se encuentran en malas condiciones, son aprovechados para varias actividades.

La leche es un producto que es consumido por algunos hindúes, sin embargo, más de la mitad de las vacas en la India no dan leche por su alto grado de desnutrición. Una vaca en occidente puede dar de 15,000 a 20,000 litros de leche anuales, mientras que en la India una sola vaca sólo puede ser capaz de proporcionar 500 litros al año. Por esto, la población hindú prefiere obtener leche de la hembra del búfalo de agua, que puede dar más del doble de leche que las vacas convencionales.

La agricultura es la principal actividad de la población hindú y de ella se valen para sobrevivir. Esta fuente de trabajo no se realiza como en Occidente, con ayuda de los tractores, sino mediante el tiro de los bueyes. Es claro que los bueyes provienen de las vacas y si uno de ellos muere, al ser la población tan pobre, significa la ruina total de una familia campesina. Por esta razón, el amor a las vacas puede estar íntimamente ligado con el sistema económico, pues de ellas depende que se origine la herramienta agrícola más importante.

Las vacas, pues, no sólo sirven para dar leche, sino que también pueden obtenerse numerosos beneficios con su boñiga, por ejemplo, sirve de fertilizante para las tierras de cultivo, combinada con agua se utiliza para los pisos de las casas y, una de las aplicaciones más importantes, es que esta boñiga es usada como combustible, sobre todo para la cocción de los alimentos, pues proporciona una llama ligera que dura gran tiempo y permite que la comida se cocine lentamente.

Los bueyes, además de las ya tan mencionadas vacas, proporcionan sustitutos de bajo consumo de energía. Es decir, con estos animales, se pueden realizar grandes trabajos sin consumir mucha energía, contrario a lo que pasa con los tractores, que pueden hacer igualmente grandes trabajos, pero consumiendo enormes cantidades de energía. Por esta razón, no debe considerarse como completamente errónea la creencia en el amor a las vacas y la prohibición de matarlas o sacrificarlas, pues en ellas está basada la economía que mantiene viva a la población de la India. Además, en Occidente (sobre todo en Estados Unidos) se destinan grandes superficies de tierra para la crianza de vacas con el fin de obtener su carne, provocando así daños irreversibles en el suelo, situación que no ocurre en la India, donde la mayoría de la gente es vegetariana, aunque han existido casos de hambrunas y sequías en que la población desesperada se ha visto orillada a matar a las vacas para alimentarse.

Cuando una vacas está enferma o moribunda, las familias no deciden matarla, no tanto por el respeto a la vida, sino porque constituye su única fuente de ingresos. En los casos más graves, cuando una vaca muere, se le da a los “intocables”, la casta que come carne y carroña. Estos mismos personajes aprovechan el cuero de las vacas para fabricar diversos productos.

Con esto, explica Harris, puede decirse que el amor por las vacas que profesan los hindúes, refleja un grado de economización mucho mayor que en Occidente. Pero sobre todo, esta devoción a las vacas no radica directamente en una creencia o mito religioso, sino que está asociada con la economía de subsistencia de la población; pero la solución a la pobreza en la India, sugiere el autor, tiene que basarse en una alternativa que sea capaz de destruir el sistema actual y remplazarlo por relaciones económicas y sociales nuevas, lo cual no quiere decir que las vacas dejen de ser la principal fuente de recursos, sino que debe permitirse a la gente disponer de más tierra, de agua, de bueyes, búfalos de agua y vacas.
"Porcofilia y Porcofobia"
PORCOFOBIA:
En este grupo se engloba a la judía y la musulmana como culturas más importantes que detestan el cerdo.
La primera explicación la dio Maemónides, afirmando que Dios había prohibido comer cerdo porque era un gran portador de enfermedades, sin embargo, (aunque lleva parte de razón porque en realidad el cerdo es portador de éstas, ya que diversas investigaciones demostraron que la carne de cerdo producía tuberculosis y esto hizo aumentar el rechazo que ya se tenía a este animal), esta explicación es una gran incoherencia porque judíos y musulmanes comen otros animales que portan las mismas e incluso más enfermedades que el cerdo, como por ejemplo el ganado vacuno, las ovejas, las cabras... Por lo que queda demostrado que esta teoría no tiene ninguna razón para afirmar eso.
Otra explicación fue la dada por James Frazer que defendía que judíos y cerdos no comen cerdos porque era considerado impuro y por tanto había sido un ser divino con anterioridad y por ello no se podía consumir. Esta teoría queda desmontada ya que ovejas y cabras también habían sido divinos en el pasado y sin embargo judíos y musulmanes se deleitan en la actualidad con su carne.
Otros estudios han determinado que la porcofobia viene dada porque los cerdos fueron símbolos totémicos en la antigüedad pero esta teoría es de las menos creíbles porque al igual que se afirma que el cerdo era un símbolo totémico también la vaca, la oveja... podrían haberlo sido.
La explicación a este enigma se puede sacar incluso de los propios libros sagrados si se interpretan bien: “La Biblia y el Corán condenaron al cerdo porque constituía una amenaza a la integridad de los ecosistemas naturales y culturales de Oriente Medio.” Y esto tiene una explicación:
En el caso de los hebreos, éstos solían ser pastores nómadas que se asociaban con los agricultores sedentarios en algunos casos tanto que acababan adaptando ese estilo de vida (agricultura sedentaria) incluso en las épocas del desarrollo urbano. Las zonas de nomadismo solían ser llanuras y colinas deforestadas que no permitían el desarrollo de una agricultura dependiente de las lluvias. Los animales domésticos que mejor se adaptan a este tipo de clima son el ganado vacuno, las cabras y las ovejas. ¿Y el cerdo? El cerdo está mal adaptado desde el punto de vista termodinámico a las típicas zonas de nomadismo y vive cerca de bosques y ríos, es decir, lo contrario que la zona de nomadismo. Esto, junto con que el cerdo es un directo competidor del hombre a la hora de buscar comida, da una de las claves que resuelven el enigma que se intenta “descifrar.” 
Aunque el enigma también se puede explicar desde otra perspectiva. Como ocurría con las vacas en el caso anterior, la gente suele interponer tabúes para evitar la tentación y 
así poder escudarse en algo. Siguiendo esta pauta judíos y musulmanes se escudan en sus dioses, Yahvé y Alá, para evitar el consumo de cerdo que por otra parte es considerado un artículo de lujo. Además los tabúes, en ocasiones, sirven para diferenciar unas culturas de otras. Éstas últimas son también claves con las que se pueden descubrir el enigma.
PORCOFILIA:
Las culturas que “sufren” porcofilia son totalmente opuestas a las culturas que “predican” la porcofobia (judíos y musulmanes) ya que mientras los porcofóbicos sienten que la presencia del cerdo amenaza su estatus, los porcofílicos sólo se sienten realmente humanos en compañía de ellos, es decir los porcofílicos profesan un amor auténtico a los cerdos.
El amor a los cerdos incluye tratarlos como un miembro más de la familia: hablarles, acariciarles, llorar por ellos... Aunque este amor por los cerdos se puede considerar un poco peculiar porque este amor también incluye el sacrificio de los mismos y su consumo en acontecimientos especiales.
En este capítulo se expone el estudio de Roy Rappaport de un remoto grupo tribal, los Maring, que profesaba el amor a los cerdos antes expuesto, es decir la porcofilia. Estos grupos se dedican a la cría masiva de cerdos con un objetivo, el kaiko. Éste es un acontecimiento que puede llegar a durar un año y que precede a la guerra entre los grupos pero que a su vez viene precedido por una larga cría de cerdos. Después de haber terminado con todas las reservas de cerdos y de haber luchado en la guerra con mayor (obtención de territorios) o menor beneficio (pérdida de tierras) los maring plantan un árbol denominado rumbim. Todos los varones aptos para la lucha participan en la plantación del rumbim y prometen a sus dioses que no volverán a pelear hasta no haber criado una nueva piara de cerdos. 
Después de la plantación se empieza la cría de cerdos lo que es competencia únicamente de las mujeres ya que éstas deben criar a los cerdos (lo que consumía aproximadamente el 50% de sus energías), mantener el huerto que alimenta a la familia y a los cerdos, criar a los hijos... 
Cuando las mujeres empiezan a protestar por el exceso de trabajo y se empiezan a explotarse tierras vírgenes* los varones maring consideran que debe celebrarse el kaiko que, aunque los maring mantengan que sirve para hacer felices a los antepasados, también les libera efectivamente de animales que se han vuelto parásitos por la inmensa cantidad de ellos que había y les ayuda a obtener o mantener aliados. Tras el kaiko se vuelve a repetir el proceso de la guerra, rumbim, cría de piaras... antes mencionado.
* El proceso de cultivo de huertos provoca también la explotación de diversos terrenos que cada determinado tiempo debe reposar y se debe pasar a explotar tierras vírgenes. Lo que desemboca en el cansancio de las criadoras que cada vez deben recorrer más camino para llegar a su destino.

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