jueves, 15 de enero de 2015

El pulgar del panda

El pulgar del panda surgió a partir de un hueso pequeño de la muñeca, el sesamoide radial, que se alargó hasta alcanzar un tamaño comparable al del resto de los huesos de los dedos. Los músculos que lo rodean se alargaron también, como consecuencia del crecimiento del hueso, y son los que le dan al nuevo “dedo” su agilidad. Es ante casos como este cuando se entiende aquella idea de que la selección natural actúa como una chapucera y no como un ingeniero: se “elige” lo que funciona bien, lo suficientemente bien como para permitir la supervivencia, aunque no sea la mejor solución que se pueda imaginar. Y, normalmente, no se crean nuevas estructuras de la nada, sino que se transforma y se aprovecha lo que ya existe.DE esta manera podemos relacionarlo con la evolucione la especies donde estas evolucionan a traves de la selección natural que aquellos que tienen caracteres ventajosos sobreviven y los que no,muere.
El panda rojo, perteneciente a una familia distinta a la del panda gigante, posee un pulgar similar, pero un estudio reciente (Salesa et al., 2006) revela que se trata de un caso claro de convergencia: estructuras similares que han evolucionado de forma independiente. La investigación demuestra la homología entre los falsos pulgares de Symocion batalleri, una especie fósil descubierta en un yacimiento madrileño, y los del panda rojo, ambos miembros de la familia Ailuridae. Parece que el nuevo “pulgar” evolucionó en el antepasado común de estas dos especies para permitirle trepar a los árboles y escapar de sus depredadores (los temibles “dientes de sable”). Más tarde, el panda rojo lo utilizó para una segunda función: manipular el bambú del que también se alimenta. Este es, me parece, otro ejemplo impresionante de cómo la evolución aprovecha de maneras imprevisibles casi cualquier parte de los organismos: un extraño apéndice (el falso pulgar) que viene a sustituir al que ya existía (el pulgar verdadero), para facilitar una función (trepar a los árboles) que luego se cambió por otra nueva necesidad (manipular bambú), que resultó ser la misma para la que otra especie (el panda gigante) había desarrollado un casi idéntico extraño apéndice. 
                                                     
                                                      Stephen Jay Gould

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